Los sueños solo sueños son.

Uno no está obligado a querer. Uno quiere porque quiere. Y cuando uno ya no quiera querer querer, querrá aunque no quiera. Parece que es innato aferrarnos a algo o alguien aunque duela perderlo o incluso duela tenerlo. Pero somos masoquistas; quizá el dolor nos hace sentir vivos, quizá. Pero no es sano, y hay que dejarlo ir, hay que avanzar, hay que quererse, y hay que querer quererse. No todo puede ser sonrisas, menos aún si ninguno sonríe ya.